La posibilidad de que las candidaturas de la provincia se diriman en las PASO abre un amplio abanico de interrogantes. En Mar del Plata hay predisposición para cerrar una lista de unidad, pero las disputas de arriba pueden cambiarlo todo de un día para el otro.
Por Ramiro Melucci
¿Las candidaturas a diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires se van a dirimir en las PASO? ¿Cuántos precandidatos habría? ¿Solo Facundo Manes y Diego Santilli? En ese caso, ¿cómo serían los alineamientos internos de las distintas vertientes de la coalición? ¿Y el piso de votos para el reparto de candidatos tras la interna? Finalmente, ¿eso también implicaría una competencia en la quinta sección electoral y en Mar del Plata?
A menos de un mes para el cierre de listas, en Juntos por el Cambio ninguno de esos interrogantes tiene respuesta. La interna que adelantaron Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri por el liderazgo del PRO rumbo a 2023, que se traduce en las diferencias por el armado de las nóminas en la provincia y la Ciudad de Buenos Aires, sumada a la apuesta radical por el neurólogo, mantiene expectante a la coalición opositora.
En medio de ese laberinto lleno de encrucijadas, el intendente Guillermo Montenegro, armador del PRO en la quinta sección, procura que en la ciudad y la región alumbre una lista de unidad. Deberá consensuarlas, entre otros, con Maxi Abad, el marplatense que preside el Comité Provincia de la UCR y tiene una silla en la mesa nacional de JxC.
Gran parte de lo que suceda en este rincón de la provincia de acá al sábado 24 de julio dependerá de los vaivenes que tenga el vínculo entre esos dos actores. Y de la forma en que los acontecimientos nacionales incidan en ella. Por lo pronto, la buena relación se refleja en el acuerdo de gobernabilidad que mantienen en el municipio. Resta saber si esa sintonía se evidenciará al momento de anotar los nombres en las listas de precandidatos.
De momento tienen diferencias sobre las piezas de la parte superior del tablero. Abad es el principal fogonero de la candidatura Manes. Ilusiona a la UCR con un postulante serio en la provincia con mayor peso electoral después de años de ser un espectador privilegiado de las disputas de su socio, el PRO. “En otra época, a esta altura estábamos comiendo pochoclos mientras otros protagonizaban la película”, ilustran con ejemplo cinematográfico en el radicalismo local. “Y ahora no solo tenemos candidato, sino que tenemos al mejor”, sacan pecho.
Montenegro ya dio sobradas muestras de que respalda la estrategia del jefe de gobierno porteño, que estimula la candidatura de su segundo, Diego Santilli, en la provincia. Lo ratificó la foto del lunes a la noche junto a otros intendentes del Grupo Dorrego, Larreta, el vicejefe y el diputado nacional Cristian Ritondo.
Gran parte de lo que suceda en este rincón de la provincia de acá al sábado 24 de julio dependerá de los vaivenes que tenga el vínculo entre Montenegro y Abad.
El intendente de Vicente López, Jorge Macri, no forma parte de ese engranaje. Resiste el desembarco de Santilli en la provincia y podría acordar con el radicalismo para desafiarlo. Pero algunos amarillos se permiten dudar de si Manes está dispuesto a la pulseada interna o solo encabezaría una nómina en caso de que prevalezca la unidad. Abad sugiere lo contrario cuando declara que si no hay consenso habrá PASO.
Mientras en la provincia las llamas no dejan de arder, en el pago chico Montenegro dialoga con cada vertiente para tantear los ánimos. El relevamiento de los últimos días le indica que hay una mayoritaria predisposición al acuerdo. “Lo más lógico sería que en Mar del Plata y en la quinta haya una sola lista, más allá de lo que pase arriba”, repiten en su entorno.
En la sección el jefe comunal ha jugado la ficha de su coordinador de Gabinete, Alejandro Rabinovich, pero en el armado también tallan otros nombres, como el intendente de Pinamar, Martín Yeza, y la también radical Flavia Delmonte, que en 2019 buscó la intendencia del Partido de la Costa y este año termina su mandato como senadora bonaerense. Además culminan los periodos legislativos de Franco Bagnato, referenciado en Jorge Macri, y de Lucas Fiorini, alejado de Montenegro por la diagonal de Vecinos Unidos.
En el fárrago de indefiniciones deben anotarse las reglas de una posible competencia interna en las PASO. Un piso de votos demasiado alto para que los derrotados alcancen la minoría y puedan colar candidatos en puestos expectantes de la lista para las elecciones generales podría desalentar la confrontación. Es un asunto que miran con lupa los socios minoritarios de la coalición. A algunos podría terminar conviniéndoles negociar un lugar en la nómina antes que gastar fortunas en una campaña sin ninguna garantía. O irse.
El intendente evalúa una lista de concejales encabezada por un hombre (el secretario de Desarrollo Productivo, Fernando Muro) y otra por una mujer en caso de que la negociación con el radicalismo y la Coalición Cívica se lo demande. “Costanza va a estar si Guillermo se lo pide”, dicen en la mesa chica del jefe comunal sobre las chances de la restauradora de monumentos, Costanza Addiechi, cuyo trabajo adquirió repercusión cuando borró la imagen de Néstor Kirchner en la rambla.
A algunos podría terminar conviniéndoles negociar un lugar en la nómina antes que gastar fortunas en una campaña sin ninguna garantía. O irse.
¿Y Viviana Bernabei? En el gobierno especulan que la candidatura de la secretaria de Salud podría no ser tan efectiva si se presenta una contienda con Virginia Sívori en el Frente de Todos y Alejandro Ferro en Acción Marplatense. “¿Vamos a discutir con Ferro sobre las nuevas cepas mientras le regalamos el discurso de la producción y el empleo al Frente de Todos?”, se preguntan. No parecería coherente con el discurso con el que Montenegro afrontó la pandemia después de los primeros cierres del año pasado. Y puntualmente desde el 23 de septiembre, cuando el Indec arrojó el arrasador índice de 26% de desocupación.
Desde entonces las estadísticas laborales fueron en descenso, hasta ubicarse en el primer trimestre de este año en 9,4%, por debajo del promedio del país, de 10,2%. Siempre candidata al primer puesto o al podio, la ciudad en este caso no se ubicó ni entre las diez primeras. El dato tranquiliza al oficialismo en la previa de la campaña electoral.
También lo apaciguó el desenlace de la pelea con la Provincia por las clases presenciales. Axel Kicillof se ocupó personalmente de dar la buena noticia del regreso. Montenegro la capitalizó al catalogarla como un “triunfo de la ciudad” y aludir a las gestiones que llevó adelante para conseguirlo. Los chisporroteos con el jefe de Gabinete, Carlos Bianco, esta vez quedaron en un plano anecdótico.
Hubo otras razones para celebrar, como la aprobación del proyecto de ley que categoriza a Mar del Plata como “zona fría” en el cuadro tarifario del gas. Montenegro volvió a aplaudir. El Frente de Todos, a través de Sívori y Marcos Gutiérrez, recordó que Mar del Plata tendrá una tarifa acorde a su realidad por el impulso de Máximo Kirchner.
En el ítem de la gestión local, la principal incógnita es en qué manos quedará la operatoria del predio de residuos tras la salida de la Ceamse, prevista para el 9 de agosto. El objetivo del gobierno es licitar el servicio, pero el Ente Municipal de Servicios Urbanos (Emsur) todavía no envió el pliego al Concejo Deliberante. Para salir del apuro no quedará más alternativa que una contratación transitoria. Otro plan B, como el del transporte.